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sábado, 17 de abril de 2010

Capítulo 2

La directora apareció de la nada, y me llamó para poder hablar a solas.

- Alyssa...

- Por favor, llámeme Lyssa.- odiaba que la gente me llamara por mi verdadero nombre.

- Lyssa.- corrigió.- He de informarte que tus padres traerán a tu hermano para que cuide de ti durante un largo periodo de tiempo.- alcé las cejas. Me sorprende que mis padre vayan a hacer algo parecido. Es decir, a ellos nunca les a importado mi seguridad ni mi casi vida.- Creo que se ha empezado a comportar como un completo idiota, según tengo entendido.- ¡Ah! Así que era eso.

- Muy bien. ¿Y yo qué tengo que ver con todo esto?- pregunté con un suspiro astiado.

- Ellos han querido que les recibas tú. Así podrán preguntarte qué tal estás y cosas por el estilo. Están a punto de llegar.

- Vale. Iré. Si eso era todo, me voy a recibirles.

Me fui antes de que dijera algo más. Mis padres eran unos completos imbéciles. ¿Desde cúando querían saber algo de su "hija demonio"? No lo entendía.

En la entrada apareció una limusina de la cual salió mi familia, con trajes de gala. Había una gran diferencia entre ellos y yo. Cualquiera que se enterara de que éramos hermanos no se lo creería. Yo, con unos pantalones vaqueros gastados y rotos y una sudadera rosa que ponía I Love NY con letras negras; y ellos, con sus trajes de Channel y Dolce, y sus peinados bien hechos. Había un gran eslavón entre mi familia y yo.

Ellos, al verme, se sorprendieron, aunque fingieron una sonrisa falsa.

- Lyss, querida. ¿Qué tal estás?- preguntó con su fingida voz de madre alegre.

- Bien. ¿Qué hacéis aquí?- pregunté secamente.

- ¡Oh! Querida. No sabes cuánto sentimos no haberte visitado antes... pero tu hermano... bue..

- No siguas, mamá.- la espeté yo, aunque aún dudaba de su trabajo como madre.- Sé a qué habéis venido. Mi pregunta es ¿por qué queríais que yo estuviera aquí y ahora?

De la limusina salió mi hermano Nick. Su pelo ahora estaba liso y un poco más largo que antes, además de enredado. Me saludó con la mano y me abrazó, y al oído me dijo:

- Espero que el demonio venga pronto y te mate, hermanita.

- Tranquilo, Nick. Si viene me encargaré yo de que te mate conmigo.- repuse entre dientes. Mi hermano siempre taaan agradable.

Nos separamos, y antes de que mis padres dijeran algo, me fui andando hacia el campo del internado.

Mi padre me siguió. Cuando al fin paré para que me dijera lo que me tenía que decir lo antes posible, él me abrazó. Me tensé inmediatamente.

- Lyss... lo siento. Sé que es muy difícil estar en tu situación, y más ahora que tienes 16 años... pero espero que nos comprendas también a tu m...

- ¿Comprender?- me deshice de su abrazo.- Por supuesto papá que os comprendo. ¿Pero acaso lo hacéis vosotros? Poneos en mi lugar durante un solo segundo. ¿Qué haríais si un demonio os buscara como loco para mataros? Dime- me estaba empezando a desesperar.- ¿Qué narices haríais?

- Yo... no lo sé Lyss. Siento muchísimo lo que hemos hecho. No nos hemos comportado como unos verdaderos padres...

- Eso tenlo por seguro.- me marché dejándole con la palabra en la boca.

Caminé por los pequeños jardines meditando y defunfuñando acerca de mis padres. Estuve andando sin rumbo durante aproximadamente media hora, hasta que oí un crujir de ramas detrás mía. ¿Quién sería? Casi nadie sabe de este lugar... es como un escondite personal, más o menos...

viernes, 16 de abril de 2010

Capítulo 1

Era un día de frío otoño en este internado. Yo, Lyssa Morgan, estaba encarcelada en este maldito colegio porque mis padres (en especial mi madre), se habían cansado de mí y me tenían miedo. ¿Que por qué? Porque no tengo alma, literalmente. Ni tan siquiera corazón. Os contaré todo desde el principio.
Hace bastantes años, cerca del siglo XIX, una familia de brujas, es decir, mi familia, hizo un juramento a un demonio a cambio de la inmortalidad eterna, el cual las brujas le entregaban su corazón. A cambio, el demonio acordó que cada primogénita de su familia tendría un corazón que le pertenecería, y que iría a matarla sin ningún tipo de remordimiento.
Y así, la primogénita, es decir, yo, no tiene un corazón ni alma. Siento las cosas, pero con muy poca intensidad. Es como estar medio muerta. Por no decir que cuando mi madre se enteró quería matarme ella misma con sus propias manos. Ella nunca había creído en supersticiones estúpidas, pero cuando en su coche dejaron unas letras griegas grabadas a fuego que explicaban motivos bastante claros del pacto que hicieron mis antepasados, se aterrorizó, y decidió que mandarme a un internado sería la manera correcta de que no me encontraran... ni que ellos pagaran las consecuencias.
Así que aquí estoy, con 16 años, viviendo en un internado en el que casi no me dan ni comer, puesto que mi madre dio órdenes severas de que no me alimentaran mucho, por si acaso. Menos mal que al menos mi padre me quiere algo y les dijo a escondidas que aunque sea me dieran de comer hasta que estuviera algo llena.
Mi mejor amigo se llama Taylor, y es el que más me ha apoyado en todo esto, teniendo en cuenta que es la única persona con la que hablo en este internado. Le conté mi "pequeño" secreto, y se lo tomó mejor de lo que esperaba.
Estaba en el alféizar de la ventana cuando alguien me dio un beso en la mejilla. Taylor. Siempre me trataba como a una niña pequeña.
- ¿Qué pasa, Lyss? ¿Estás de bajón porque aún no has encontrado tu pintalabios favorito?- preguntó con tono burlón.
- Ja-ja.- le espeté.- Sabes que yo no uso de esas cosas. -Se sentó a mi lado y me abrazó.
- ¿Qué te pasa? Ya sé que siempre estás así, pero hoy es diferente...
- Es que tengo 16...
- ¿Y el demonio comenzará su búsqueda, no? Sí, lo sé. Pero no te encontrará. Este internado está perdido en un bosque, y casi nadie que hay aquí sabe tu nombre... Un demonio debería recorrerse todo el mundo para saber algo de ti. Además... no cuentas con una cosa.- añadió.- Los Estados Unidos son grandísimos. Hasta que te encuentre pasarán años, incluso décadas.
- Lo sé... pero no estoy segura de que esto vaya a funcionar.
- ¿Esto?- preguntó él confuso. Le señalé a un collar de plata cuyo dibujo eran unas alas blancas. Frunció el cejo.- ¿Qué es eso? ¿Y para qué sirve?
- Mi padre investigó información del diario de Anastasia, mi antepasada. Supuestamente este collar lo crearon las brujas para evitar que el demonio pudiera matar a sus descendientes... Aunque no estoy muy segura de ello...
- Vaya... Es increíble. Todavía no me lo termino de creer. Me gustaría estar en tu lugar.... - le fulminé con la mirada.- es decir, no en la situación que estás viviendo tú ahora... sino saber cosas de las brujas, magos, etc.
- Pues yo daría lo que fuera por llevar una vida normal... No sabes cuanto.- y continué leyendo Jane Eyre. En cierto modo me gusta saber que hay historias que tienen final feliz... Aunque sé que la mía no lo tendrá. Mi vida terminará en cuanto conozca a mi demonio... A la persona que nos echó esta maldición.