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viernes, 21 de mayo de 2010

Capítulo 4

Trigonometría a primer hora... Por si el día no empezaba bien, así lo rematábamos. El profesor se encontraba ya dentro del aula cuando entramos Taylor y yo.

- Señor Williams, señortia Morgan, me alegro que hayan decidido finalmente venir.- comentó, mientras unas risitas se producían en la habitación. Esto pareció complacer al profesor Moone, quien, con una sonrisa, comenzó a dar clase. No me hacía falta atender. Me sabía todo lo que decía de memoria. No sé por qué, la verdad. Odiaba esa materia pero sacaba dieces; sin embargo, Taylor no tenía la misma suerte. Al pobre no se le daban bien la trigonometría.

- Lyss...- me susurró por lo bajo cuando el profesor no se daba cuenta.- ¿Qué tienes en el último ejercicio?

Miré mi archivador. Unas hojas sueltas con diferentes símbolos matemáticos y... el último ejercicio era de teoría, más o menos.

- La x es cero.- contesté. Él miró a su hoja, y a continuación a mí con el ceño fruncido.

- ¿Por qué? Yo tengo que es igual a 3 y la y=0.- dijo confundido.

- Porque la P se encuentra en el eje Y, y por tanto, la x vale 0. Si se encontrara en el eje x, sería la Y la que valdría 0.- siguió mirándome sin entender, mientras yo me encogía de hombros.- A ver... Lo que tienes que hacer es m...

- Señorita Morgan - me llamó el profesor, mientras yo giraba de mi cabeza para pasar a ver la mirada furibunda que tenía el profesor Moone-, ¿Ocurre algo?

- No.

- ¿Entonces por qué en vez de atender en mi clase se dedica a mantener charlas demasiado interesantes con sus compañeros? ¿Es que acaso ya sabe hacer lo que estamos dando?- estaba tentada a contestar que sí, pero en vez de eso prefería callarme.- Oh, claro- prosiguió, dándome su típico discurso de todos los días-, creo que ya comprendo todo. Y dado que usted, señorita, es tan inteligente y sabe todo acerca de las dudas de sus compañeros, resuelva este ejercicio.- le miré pensando: "¿Está usted bien de la cabeza?"- Vamos, no tenemos todo el tiempo del mundo para que estés sentadita mirando el tendido. Levántese.

Fui hacia la pizarra de mala gana, mientras él planteaba el problema a la clase. Me dio una tiza, y, sin ningún esfuerzo, comencé a escribir fórmulas geométricas. A-B/A+B= tg 1/2 (A-B) / tg 1/2 (A+B). Simple. La fórmula de la regla de la tangente.

- Los lados miden 12 y 15 cm, y el ángulo 45º.- contesté, tras resolver el problema. El profesor me miró atónito.

- ¿Cómo... cómo lo has conseguido tan rápido?- preguntó.- Te debería haber llevado más tiempo...- balbuceaba.

- ¿Puedo sentarme ya?- pregunté. Él tan solo asintió, mientras ojeaba una libreta que tenía cerca con los resultados.

Todos me miraban impresionados, y Taylor, nada más sentarme me dijo:

- ¿En serio cómo lo has hecho? ¡Era un problema dificilísimo! Casi ni siquiera el profesor lo sabía. Mírale.- lo hice. Él estaba pasándose las manos por el pelo con nerviosismo, mientras inspeccionaba rápidamente un libro extraño. No lo había visto antes.

- No sé cómo lo he hecho, ¿vale? Simplemente sabía que esas eran las fórmulas correctas y que daba como resultados esos números.

- Madre mía... ¡¡Es alucinante!!- murmuraba con alegría.- Tengo un cerebrito como amiga.

- Ehhh.- repliqué indignada.- No soy un cerebrito.

- En serio, debes de enseñarme...

Sonó el timbre, cosa que, por primera vez en mi vida, me alegré de oír en estos instantes. La siguiente clase era natación. Odiaba nadar... primero, y más importante, porque no sabía. No había tenido unos padres demasiados mimosos conmigo, ni tan siquiera me habían enseñado a hablar, ni a nadar...  Por lo que a lo único que me limitaba en la clase de natación era a ponerme en un rincón e intentar que no me descubrieran, lo que colaba la mayoría de las veces. Otras, me inventaba excusas como que no había traído bañador, me dolía la muñeca...

Me puse el bañador, el cual era en tonos azulados, y con un grabado del nombre del colegio en el tirante derecho. Únicamente ponían las letras AM, que significaban After Midnight. Este nombre tenía una explicación, por supuesto. Los albañiles de este internado se tiraron construyendo este edificio 3 años sin parar, ya que antes no se tenían los mismos recursos que ahora, y, cuando acabaron, lo celebraron con una fiesta a la medianoche. Y de ahí el nombre After Midnight.

Me encontré con Taylor dentro de la piscina. Había mucha más gente deseosa de darse un baño, por lo que me fui a un rincón y me senté en unas sillas que había allí.

Un profesor entró y nos anunció algo:

- Chicos, hoy el profesor de natación no ha podido venir, por lo que dedicaréis esta hora a tiempo libre. Vamos, podéis bañaros si queréis.

Todos comenzaron a tirarse en bomba y placha a la piscina muy contentos, mientras yo simplemente les miraba.

Pasó un buen rato hasta que unos chicos de la pandilla de los "populares" se acercaron a mí. Les ignoré.

- ¿Por qué nunca te metes en el agua, niña? ¿Es que acaso la tienes miedo?- dijo uno... Clarck, creo.

- Eso no es asunto tuyo, idiota.- repliqué yo con indiferencia.

- ¿Que no?- repuso él.- Eso ya lo veremos...- les dedicó unas miradas bastante significativas a los demás integrantes del grupo, y un chico... Matt, gritó:

- Cogedla.- entre todos, no sé como se apañaron, me agarraron de las manos y de los pies, e, intencionadamente, me fueron a tirar a la piscina. Intenté buscar a Taylor, y cuando lo vi, estaba corriendo hacia nosotros con preocupación.

- Dejadla. Parad de una vez.- exclamó él, mientras yo pegaba patadas al aire con desesperación.

- Eh, chicos - dijo Matt a los otros cinco que me tenían en brazos-, veamos cómo nada Lyss. 

- Sí, sí...

- ¡Por favor, parad!- rogué, viendo como sus manos se iban separando de mi piel, y como iba cayendo al agua helada.

El contacto del agua con mi piel me puso los pelos de punta. Movía las manos debajo del agua intentando salir a la superficie, pero mis intentos no funcionaban. Finalmente desistí. Total, ¿qué más daba? Si no moría aquí, lo harían cuando el demonio me encontrara.

Lo último que vi fueron unas burbujas en el interior del agua y una silueta cogiéndome como un bebé.

jueves, 20 de mayo de 2010

Capítulo 3

Una figura se abalanzó sobre mí, cayendo al suelo los dos juntos. Cerré los ojos con fuerza intentando que no me doliera el golpe.

Cuando caímos al suelo pude verlo mejor... Era un chico rubio de ojos verdes pálido. Me miraba sorprendido. Pasaron unos minutos hasta que al final decidí romper el hielo hablando, porque me estaba destrozando los brazos...

- Estoo... ¿Me dejas levantarme?- pregunté. Él se apartó rápidamente, como si se hubiera quemado. Me tendió la mano, ayudándome a ponerme de pie. Al cogérsela sentí una corriente eléctrica, no sé si el lo sintió también.

- Demon.- se presentó.

- Lyss.

- Encantado de conocerte, Lyss. Es un nombre bastante extraño, ¿no?- preguntó con un brillo de curiosidad en sus hermosos ojos.

- Sí... Ya yo no lo elegí. Aunque bueno, Demon no es un nombre que muchas personas tengan.- admití.

- Cierto. Es una tradición de mi familia. Mis antepasados se apellidaban Demoninthe, y, como tradición, me eligieron a mí para representarlos.

- Vaya...- comenté admirada.- Suena antiguo... y extraño. Aunque bueno... si yo te contara las tradiciones de mi familia...

- ¿Me sorprendería demasiado?- inquirió él con una sonrisa tentadora.- Prueba a ver.

- Este no es el mejor momento para hablar de ello.- comenté con nerviosismo.

- ¡¡Lys!!- gritó Taylor a mis espaldas. Me giré mientras él corría como loco hacia aquí.- Oh, lo siento. Os he interrumpido.

- Tranquilo, no pasa nada.- contesté yo.- Taylor, él es Demon; Demon, él es Taylor.- los presenté.

- Encantado.- dijeron al unísono.

- Bueno... Sólo venía a decirte, Lyss, que tu hermano ha empezado una pelea con un chico... ehh... Jason... creo.- meditó al final. Bufé mientras ponía los ojos en blanco.

- ¿Su primer día y ya nos está causando problemas? ¡Madre mía!- exclamé con indignación.

- ¿Tienes hermanos?- preguntó Demon. Asentí.

- Por mala suerte... - se me escapó.- Oye, siento no quedarme más tiempo charlando contigo, Demon, pero es que... bueno, ya sabes, lo de mi hermano. Tengo que ir.

- Te acompaño si quieres.- me propuso.

- No, no hace falta. Mi hermano a veces puede ser muy...- intenté buscar la palabra correcta.- Irritante. Nos vemos.

Me marché junto a Taylor mientras él me guiaba hacia el lugar donde se encontraba Nicholas, mi hermano. Siempre había odiado que la gente le llamara por su nombre, al igual que a mí, pero al menos su nombre es algo más común en los Estados Unidos que el mío.

Le encontré sentado mirando al tal Jason con una cara cuya expresión delataba sus intenciones... Sí, deseaba pegar a ese tío con todas sus ganas. Soy su hermana, y a pesar de que intente disimularlo, le conozco demasiado bien, tanto, que a veces hasta me entra la risa. Él me dedicó una mirada de "Me importa un comino que estés aquí y ahora".

- Nick...- comencé. Las conversaciones con mi hermano nunca habían sobrepasado el "Hola" "¿Qué tal?" "Bien", por lo que esta situación no resultaba nada fácil para mí.

- ¿Qué narices quieres, Alyssa?- me entró un escalofrío. Odiaba ese nombre. Lo odiaba con todas mis fuerzas, y encima él me lo repetía cada cinco minutos.- ¿Ver como está tu hermanito mayor? ¿Saber si le ha pateado la cabeza a algún imbécil?- dijo con un tono irónico, y se le escapó una risita.

- No. Aunque habría deseado que por tan solo una vez hubieras sido tú a quién le hubieran pateado el culo.- reproché mirándole a los ojos enfadada. Su primer día y ya estaba armando alboroto... ¡¡Era increíble!! Él se levantó de un brinco y me clavó sus manos en mi piel blancucha.

- Que te quede claro: Nadie, jamás, va a patearme el culo.- repuso entre dientes con una mirada enrabietada. A continuación sonrió como si disfrutara viendo a un pollo ser despellejado.- Sin embargo, a ti pronto te darán una buena tunda... Al parecer, el demonio les mandó otra nota a nuestros "papis" diciéndoles que ya sabía dónde te encontrabas... Espero que no le pilles de malas, hermanita, o puede que la única que salgas perdiendo en este juego seas tú, y únicamente tú.- me dio un golpecito en la nariz con su dedo índice.

- No tienes - repliqué yo furibunda, y entre susurros- ni la más remota idea de lo que es estar en mi lugar... ¡¡¿¿Cómo te sentirías tú, imbécil??!! ¿¿¡¡Me dices cómo te sentirías!!?? Das asco. Y encima opinas sobre mi vida como si a ti te hubiera pasado lo mismo. Pues déjame decirte algo, don soy-el-mejor-en-todo-y-nadie-me-supera... - seguí, intentando calmarme-, tú no sabes nada acerca de mi vida...

Me fui hacia donde se encontraba Taylor, no sin antes fijarme en la mirada de sorpresa que se le quedó a Nick.

Voilà. Le econtré. Estaba sentado en la biblioteca jugando a los videojuegos que había en los ordenadores. En cuanto me vio, dejó lo que estaba haciendo.

- ¿Qué pasa, Lyss?- preguntó con preocupación.

- Me ha encontrado.- dije entre sollozos.- Ha dicho Nick que me ha encontrado...- me abalancé sobre él, abrazándolo, mientras el me consolaba:

- Es imposible. Estamos en la otra parte del mundo. Es Tacoma, es imposible. El mundo es sumamente grande, es imposible que en menos de dos minutos te dé por encontrada.

- Pero lo ha dicho... Nick ha dicho que enviaron un mensaje a mis padres diciendo que ya lo habían hecho... ¡¡Tú me dijiste que no me encontrarían jamás!!- intenté pegarle con los puños en sus pectorales, pero no tenía fuerzas suficientes. Me cansaba solo de llorar.

- Lyss... No te preocupes. Yo te protegeré.

- ¿Cómo?- insté.- Él... él tiene fuerza y poder.... y-y-y... te podría derrotar con solo mirarte...

- ¿Menuda confianza depositas en mí, ehhh?- dijo, haciéndose el gracioso. Sabía que lo hacía para que me calmara y dejara de llorar, pero las lágrimas salían solas de mis ojos.

- No es eso... Simplemente tengo miedo...

Sonó un timbre. Esto quería decir que ahora mismo comenzaban las clases del día de hoy. Fantástico... Un demonio persiguiéndome y yo tenía que continuar como si nada pasase. Aunque bueno... No es que mucha gente se fijara en mi manera de ser... Ni en mí. Simplemente era la chica morena y flaqucha que habitaba en el internado por razones desconocidas desde los cinco años, cuyos padres no visitaban nada más que para traer a su hermano.

El día de hoy iba a ser muuuy difícil...


 



Siento muchísimo no haber escrito antes en este blog, pero entre el ajetreo de los exámenes del insti, y que debía escribir y continuar las historias en los otros, no he tenido nada de tiempo para este. Espero que os guste este capítulo... Comentad, no os olvidéis, plis.
Xoxo
Rose.Twi